entre todo lo dejado al salir de mi mismo,
una lagrima reencarna en el ojo.
Mi segundo paso es en silencio,
todo queda en la piel ya muerta.
Sucede que en realidad existo, soy de nombre y apellido: Gustavo Cuando. En la soledad de los días me transformo, me sueño a mí mismo entre abismos sin vértigo y labios llenos de vació, mi angustia se mide por horas y yo mido en kilómetros el vació y la inutilidad de vivir, me describo como el instante, pensamientos de mi que no tendrán mañana,prediciendo mi pasado las palabras atraviesan mi silencio.